Conservantes y antioxidantes, amigos de la frescura

Ganar la batalla al tiempo y con ello contribuir a que haya un menor desperdicio alimentario es la principal labor de los aditivos conservantes y antioxidantes que, a pesar de no ser percibidos de un modo positivo por el consumidor, son indispensables para garantizar la seguridad alimentaria. La apuesta por lo natural es una de las bazas para seguir ganando mercado

Alimentar a la creciente población mundial, que alcanzará los 9.600 millones de habitantes en 2050, es uno de los grandes retos de la sociedad internacional, uno de cuyos principales focos de atención se dirige a evitar el desperdicio alimentario. En España se tiran 7,7 millones de toneladas de alimentos al año y, a nivel global, un tercio de la producción mundial de estos se desperdicia lo que supone un grave problema de eficiencia y competitividad para toda la industria, según el III Punto de Encuentro Aecoc contra el Desperdicio Alimentario, celebrado el 2 de junio de 2015 en Madrid.

Un 39% del desperdicio de alimentos se produce en la industria, y un 42% se genera en los hogares. Los fabricantes de alimentos se enfrentan, por tanto, al importante desafío de reducir este despilfarro, tanto mediante la mejora de los procesos de producción y sistemas de envasado, como a través de formulaciones que logren alargar la vida útil del alimento. Es aquí donde los proveedores de ingredientes y aditivos desempeñan un papel esencial, y tienen ante sí el reto de ofrecer nuevas soluciones en conservantes y antioxidantes que ayuden a los fabricantes de alimentos a luchar contra la degradación de los productos, garantizando la seguridad alimentaria y, en la medida de lo posible, ofreciendo soluciones naturales que no aporten números E al etiquetado.
Esta creciente preocupación por prolongar la duración de alimentos y bebidas protegiéndolos contra los efectos de la oxidación y los microorganismos, ha favorecido un aumento del mercado de conservantes que, según la consultora internacional MarketsandMarkets viene creciendo a una tasa anual del 2,4% desde 2013. Asimismo, se prevé que esta tendencia continúe en los próximos años, de modo que se estima que el mercado mundial de conservantes alimentarios alcance los 2.700 millones de dólares en 2018.

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