El consumidor del futuro, con largas jornadas laborales y alejado de la agricultura, las dietas tradicionales y la cocina, buscará productos de conveniencia.
A diferencia de lo que pensamos en estos momentos, se pronostica que el consumidor del futuro no dé importancia al mercado justo, el bienestar animal o el origen de los productos. En contraposición, valorará el fácil acceso a los productos (conveniencia), el sabor y por encima de todo el precio.
Será necesaria pues una adaptación tanto de las tecnologías como de los productos para dar respuesta a este perfil de consumidor.
Desde el punto de vista del producto, los alimentos procesados en grandes volúmenes estarán disponibles a precios asequibles para todos, garantizando la accesibilidad a la cantidad de calorías y macronutrientes necesarios. Dado que el consumidor valora el sabor de los alimentos, estos productos estarán mejorados con potenciadores del sabor.
Por otra parte, las rentas más bajas no podrán acceder a productos frescos lo que podría resultar en un déficit de micronutrientes, de ahí la necesidad de enriquecer los alimentos con este tipo de ingredientes.
Los estilos de vida, en el que el consumidor pasa mucho tiempo fuera de casa (convenience) y en casa ha perdido el hábito de cocinar (Ready to cook), darán lugar a dietas poco saludables. Si a esto se suma el sedentarismo, una disminución en la actividad física y un aumento del consumo de alimentos ricos en grasa, azúcares y sal, el resultado es un incremento de los casos de obesidad y problemas de salud.
Un pequeño segmento seguirá priorizando los productos frescos, tradicionales y de calidad, sin embargo, estos productos no van a estar al alcance de todos los bolsillos (a excepción de los productos de cercanía).
En cuanto a la tecnología, aplicaciones digitales que permitan al consumidor identificar los productos de menor precio tanto en supermercados como en restaurantes e incluso en puestos de comida ambulantes. Seguirá ganando importancia el e-commerce y el desarrollo de máquinas de vending con funcionalidades avanzadas que permitan al consumidor diseñar su producto, incluso en productos ready to eat.
Atendiendo a la previsión para 2050, será posible dirigir el planteamiento estratégico para responder a las necesidades futuras del mercado.