Investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) han diseñado un nuevo sistema antimicrobiano para conservar alimentos basado en el uso de sustancias naturales como aceites esenciales de mentol, timol o carvacrol y que permite enmascarar olores y no incidir en sabores.
Lo novedoso del sistema, cuya patente fue presentada en julio por la UPV y está en fase de evolución, es que permite anclar a un sustrato las moléculas antimicrobianas y aprovechar así todo el potencial de estos aceites esenciales para la conservación de alimentos sin preocuparse de que generen olores y sabores.
El investigador del Grupo Cuina y director del departamento de Tecnología de Alimentos de la UPV, José Manuel Barat, ha dicho a Efe que la industria demanda cada vez más productos naturales que sean antimicrobianos y hagan las funciones de los aditivos.
«Estos productos ya se aplican actualmente, pero su utilización está limitada por la incompatibilidad de aromas y sabores. La principal novedad de nuestro sistema es precisamente que permite enmascarar los olores y no incide sobre el sabor del producto», ha destacado Barat.
La mayoría de sistemas antimicrobianos existentes a día de hoy está diseñada para ser liberada, no para permanecer anclada al sustrato que los alberga.
Pero el dispositivo patentado por la UPV permite anclar las moléculas activas antimicrobianas de aceites esenciales a partículas nano o micro.
«Las moléculas antimicrobianas se anclan y no se liberan, por lo que no aportan al medio donde se vayan a utilizar ningún tipo de aroma, puesto que sería un efecto indeseado. Sin embargo, sí que ejercen su función de conservante de alimentos y antimicrobianos», ha remarcado.
Además, al estar anclado, el nuevo sistema evita la absorción del antimicrobiano cuando es ingerido; y, en algunos casos, es capaz incluso de potenciar la actividad antimicrobiana de las moléculas.
«Ello hace que el cuerpo en principio, no lo absorba sino que lo deseche con lo que el posible problema de toxicidad, se eliminaría», ha apuntado, aunque ha advertido de que tienen que profundizar más en este beneficio.
Entre sus aplicaciones, podría utilizarse para reducir la carga microbiana de alimentos, especialmente líquidos, sin la necesidad de aplicar tratamientos térmicos o para desarrollar envases funcionales o de nuevos plaguicidas