La Comisión Internacional de Especificaciones Microbiológicas en Alimentos (ICMSF) ha publicado la opinión científica: ICMSF opinion on SARS-CoV-2 and its relationship to food safety. Esta Comisión de expertos internacionales se creó en 1962 gracias a la acción del Comité Internacional de Microbiología e Higiene de los Alimentos, que es a su vez un comité de la Unión Internacional de Sociedades Microbiológicas (IUMS). Está vinculada a la Unión Internacional de Sociedades Biológicas y a la OMS, ambas pertenecientes a las Naciones Unidas.
Esta opinión coincide con lo ya expresado por EFSA y otras autoridades alimentarias nacionales como la AESAN, indicando que es muy improbable que la ingesta de SARS-CoV-2 de lugar a la enfermedad. A día de hoy, no hay ninguna evidencia documentada que afirme que los alimentos sean una fuente o una vía de transmisión del SARS-CoV-2.
Partiendo de la premisa de que es importante diferenciar un peligro de un riesgo para la seguridad alimentaria, es decir, que la mera presencia de un agente infeccioso en un alimento no supone que vaya a tener lugar una infección, la ICMFS indica específicamente que el SARS-CoV-2 no debe considerarse un peligro de seguridad alimentaria.
También establece que teniendo en cuenta que, hasta la fecha, no hay casos probados o asociaciones científicas entre el consumo de alimentos y la COVID-19, es muy poco probable que el SARS-CoV-2 constituya un riesgo para la seguridad alimentaria. Hay relativamente pocos informes acerca de la presencia del virus SARS-CoV-2 en productos alimenticios, sus ingredientes o materiales de embalaje. En muchos casos, esos informes no aportan información suficiente sobre cómo se identificó el virus, qué carga viral se encontró o si el virus era viable e infeccioso. Así pues, esos estudios publicados hasta la fecha no muestran que realmente exista un peligro o que sea un riesgo para la salud humana como consecuencia de la ingestión o manipulación de los alimentos. Se reconoce además que los virus presentes en alimentos o sus envases también perderán viabilidad con el tiempo. Siguiendo un enfoque basado en el riesgo, concluye que es muy poco probable que esta contaminación provoque una infección.
No obstante lo anterior, la Comisión Internacional ICMFS considera que es prudente hacer llamar la atención a los productores, fabricantes y manipuladores de alimentos sobre la importancia de seguir usando buenas prácticas de higiene alimentaria, un aspecto básico de la seguridad alimentaria, para minimizar cualquier posibilidad de generar alimentos o superficies de contacto como vectores de SARSCoV-2.
Paralelamente en la misma opinión, la ICMSF indica la existencia de informes de organizaciones intergubernamentales como la OMS y la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) que sostienen igualmente que la transmisión del SARS-CoV-2 no se ha asociado con los alimentos e indican que no hay alimentos que deban considerarse un riesgo o que justifiquen su consideración como vector del SARS-CoV-2.
Por último, esta Comisión de expertos añade que dada la falta de evidencia que asocie los alimentos o sus materiales de envasado con la transmisión del SARS-CoV-2, la ICMSF no recomienda realizar test sobre el producto final acabado o ambientales (entorno de la producción) para la detección del virus del SARS-CoV-2 esgrimiendo razones de seguridad alimentaria. Además, como el SARS-CoV-2 no representa un riesgo para los consumidores por la ingesta de alimentos, el muestreo y análisis sistemáticos para detectar el virus en los alimentos no aportan valor añadido para mantener la garantía de seguridad alimentaria en este contexto de pandemia.